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In martial arts, meditation on the past actions leads to the ability and skill in future actions

Tameshiwari “Rompimientos”

 

Artículo escrito por Sosai Oyama.
(Todavía no se habia creado el sistema actual de Kumite Knock-Down

Tameshiwari significa “Rompimientos”. No se pueden separar completamente del karate. Cuando se habla de karate, la gente generalmente, lo asocia con los rompimientos, convencidos de que el valor del karate reside en los rompimientos, en su habilidad y experiencia. Sin embargo, el verdadero valor del karate se encuentra en la técnica, arte y espíritu y no en el Tameshiwari.
Los rompimientos son sólo una parte del karate y el mayor error es concederles un alto valor. El karateka no debe dar una imagen errónea del karate, dándole tanta importancia a estas demostraciones.

He viajado por todo el mundo y muchas veces he notado que hay demasiado énfasis en los rompimientos y, por lo tanto, la gran equivocación de que la habilidad del karate se basa en los rompimientos es aceptada mayoritariamente. Esto ocurre en U.S.A., donde la palabra “karate” se asocia inmediatamente con el famoso golpe de “canto de la mano”.


No puedo dejar de recalcar que el Tameshiwari es simplemente una parte del karate, no el todo. La idea esencial y el espíritu del karate es desarrollar y completar la personalidad propia de cada uno, el propio cuerpo, habilidad, mente y  espíritu. El Tameshiwari es solamente un elemento que utilizaremos en la búsqueda y perfección de estas habilidades.

Sin embargo, cuando se considera el “boom” del karate en todo el mundo  me veo forzado a admitir que el Tameshiwari ha jugado una baza muy importante a la hora de hacer el karate más popular, puesto que a la gente le atrae mucho. Cuando comenzó la guerra de Corea en 1950, se realizó una exhibición y muchas personas extranjeras fueron invitadas, especialmente de las Fuerzas Armadas. No se mostraron muy interesados en katas o kumite, pero cuando se realizaron los rompimientos todos permanecieron inmóviles. Estaban fascinados por las demostraciones y al final un gran aplauso se hizo en la sala.

Cuando visité treinta y dos estados en U.S.A., hubo una reacción similar (de marzo a noviembre de 1952), así que kata, kumite y Kihon no fueron muy bien acogidos, pero tan pronto como comenzó el Tameshiwari las miles de personas allí presentes permanecieron en silencio y después irrumpieron con un clamoroso aplauso.

Sin embargo, y con el debido respeto a la popularidad del Tameshiwari, el verdadero karate no ha progresado mucho por la imposibilidad de realizar combates de forma más satisfactoria. Ningún arte marcial se puede desarrollar adecuadamente sin combates. En el pasado, todas las artes marciales se desarrollaron y progresaron por medio del combate, ya fuera en las verdaderas batallas o simplemente como competición. Sin embargo, el karate no posee combates reales y por esta razón no se ha encontrado verdaderamente una formula unificada. Kata y kumite sin condiciones reales de combate son simplemente como una especie de baile o simplemente ejercicios físicos; pierden todo su aspecto marcial. Los estilos no abogan al “full contact”, es casi imposible.

Un karateka que posea rapidez no siempre tiene una gran potencia y fuerza en el puño, y el karateka con fuerza no siempre posee la rapidez, y el karateka con ambas cualidades es, desde luego, muy difícil de encontrar.

Por esta razón, es difícil juzgar los combates sin contacto. El judo se puede juzgar por una caída y el boxeo por un K.O., pero el combate sin contacto posee unas reglas estándar y los combates se deciden a veces basándose en la superioridad o inferioridad de los competidores. Yo creo que esta forma tan poco clara de juzgar impide el desarrollo del karate.

Es por esta razón que el contacto y el Tameshiwari han entrado dentro de los torneos de Kyokushinkai como una medida de habilidad. Es verdad que el Tameshiwari es una parte del karate, un barómetro para que un karateka juzgue su habilidad.
Un verdadero karateka deberá poseer tres cosas, espíritu, cuerpo y arte, perfectamente en armonía, y siempre busco en cualquier karateka estas aptitudes.

Desde luego que el hombre no es Dios. Sin embargo, considero que es una tarea del hombre el comprometerse con las Artes Marciales y a través de ellas hacer un esfuerzo para acercarse a Dios. Es totalmente cierto que el hombre tiene sucios hábitos, pero yo creo que el valor de la existencia del hombre reside en el esfuerzo y estudio que debe llevar a cabo para cumplir su “camino”.

Últimamente se celebran muchos campeonatos de karate; sin embargo, si un campeón no pudiera romper tres tablas de 2,5 centímetros de grosor, yo me reiría de él. Yo pido que un campeón tenga la suficiente habilidad como para matar un toro de un solo golpe. Si no es así, dudo mucho que sus golpes sean efectivos, a pesar de la habilidad que tenga para realizar los katas y kumite maravillosamente. Un karateka debe poseer algo más que una forma bonita de ejecutar los katas y kumite: debe tener potencia.

Desde luego que no es la idea ni el propósito del karate el luchar con animales salvajes, pero sí es una forma de desarrollar las habilidades del karate y ponerlas a prueba, si no hay combates adecuados.

Hablando del Tameshiwari, hay más de treinta formas distintas, divididas en diferentes secciones, Kumite y Tameshiwari son las dos caras de una misma moneda, o la portada y contraportada de un libro. Suponiendo que el Kihon, Kumite y Kata son los padres, el Tameshiwari es el hijo.

La gente iguala al karate con el Tameshiwari y, desde luego, Tameshiwari es el que mayor interés atrae en karate. Sin Tameshiwari, el karate no habría progresado como lo ha hecho en todo el mundo.

Finalmente, me gustaría decir a nuestros lectores que a Kihon, kumite y kata les daría una valoración de siete puntos sobre diez; los tres puntos restantes serían para el Tameshiwari, y que todo karateka debería tener las cuatro habilidades más el espíritu.  

 

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